Los nuevos gases refrigerantes generan una reducción más que significativa en términos ambientales, para entender su impacto nada mejor que saber algo más sobre como actuan y que ventajas pueden aportar a cualquier empresa que los utilice.
¿Qué es un refrigerante?
Un refrigerante es un producto químico en estado líquido o gaseoso, muy fácilmente licuable, que puede ser utilizado como medio transmisor de calor entre dos en una maquina térmica. Los principales usos en nuestro ámbito son para utilizar como gases refrigerante en equipos frigoríficos de refrigeración o congelación o en aparatos de aire acondicionado.
Pero hay que conocer en primer lugar que los gases refrigerantes lideran la lista de gases que producen el efecto invernadero (Causantes del Calentamiento Global) y por tanto, actualmente, muchos organismos, trabajan para controlar su uso inadecuado.
Estos organismos basan sus estudios en dos estándares internacionales que permiten calcular el daño que puede causar un gas refrigerante usado en la refrigeración y congelación de cámaras frigoríficas cuando entran en contacto con la atmósfera.
- ODP = Potencial para destrucción de la Capa de Ozono.
- GWP = Potencial de Calentamiento Global. (Efecto Invernadero)
Gases de refrigeración alternativos
Con la aparición de los nuevos gases refrigerantes alternativos de muy bajo impacto ambiental, que son ya, una realidad en todo tipo de instalaciones y la incorporación cada vez más progresiva de sistemas de detección automática de fugas, están provocando un cada vez más progresivo, control de este elemento, esencial en cuanto al límite de emisiones, como método de ahorro en cuanto a costes de mantenimiento e incremento de niveles de seguridad en los equipos, lo que permite que todo el proceso frigorífico sea mucho más fácil y eficaz.
Los nuevos gases refrigerantes que ya cumplen con la normativa existente, ya se vienen usando en instalaciones frigoríficas nuevas, así como en las ya existentes.
Son muchos los estudios, que se ofrecen en el mercado, acerca de los resultados prácticos de utilización realizados en distintas instalaciones frigoríficas con refrigerantes de bajo PCA (Potencial de Calentamiento Atmosférico), como son los siguientes: R-513A, R-449A, R-450A, R-448A o el R-442A.
Se puede resumir, tras evaluar varios de estos estudios que, en general, todos estos gases, destacan por el correcto rendimiento en los equipos frigoríficos, tras las sustituciones realizadas.
Eficiencia energética
En cuanto a rendimiento existe un incremento en el aparatado de la eficiencia energética aunque no ha superado en ningún caso el 5% en el mejor de los casos, ya que los objetivos de estos estudios iba más encaminado a comprobar el mantenimiento en funcionamiento de las instalaciones antiguas, la medición en los decrementos de emisiones de CO2 y la medición en la tasa de fugas, que ha decrecido
El mercado prevé un afianzamiento entre las alternativas existentes a los HFC (HIDROGENO – FLUOR – CARBONO) Son los tres gases que se afianzan con más solidez:
- El NH3 (amoniaco)
- El CO2
- Y por último y los Hidro-Carburos.
Hay multitud de factores que soplan a favor del NH3, como la exención de impuestos y prohibiciones F-Gas, por supuesto su gran nivel de eficiencia energética, evidentemente, su muy bajo coste, su producción accesible y garantizada, es destacable también su alta capacidad frigorífica y no menos importante es la facilidad de detección de fugas. En su contra, corre la necesidad de especialización en su apartado de manipulación y la necesidad de ejecución de las instalaciones que requieren elevados niveles de calidad.
Refrigeración directa en sistemas de cascada
Por su parte, las posibilidades del CO2 como gas refrigerante alternativo, es destacable por su uso como refrigerante directo, en sistemas en cascada (trans-críticos y sub-críticos), y que curiosamente han obtenido muy favorables resultados en cuanto a rendimiento en las regiones más cálidas de los países de Sur de Europa.
En cuanto al análisis realizado en el uso de los HC (hidrocarburos) cabe destacar su bajo coste como fluido refrigerante para una cámara frigorífica, la versatilidad, ya que está fabricado pensando también en otros usos, y la sencillez en la detección de posibles fugas. En contra tiene un elevado nivel de inflamabilidad, lo que es un gran problema a la hora de decidir su uso por parte de muchos fabricantes e instaladores.
Por tanto pensando en elegir la mejor alternativa, sería conveniente tener en cuenta, alguno de estos criterios:
- La eficiencia energética
- La seguridad
- La facilidad
- El coste del “Retrofit” (es decir, el coste de sustitución de un fluido refrigerante por otro) en las instalaciones existentes.
- El posible retorno de aceite al sistema
- El correcto uso y control del deslizamiento de la mezcla
- Posible riesgo de prohibición o incremento en la imposición fiscal.
- Prevenir cuestiones pensando en un futuro, disponibilidad y coste del refrigerante.
Las fugas de refrigerante, control y posibles limitaciones
La necesidad de minimizar y eliminar fugas de refrigerantes, es un quebradero de cabeza en las instalaciones frigoríficas. Hay consideraciones en este aspecto, como los costes de reinstalación de gas, y en el aparatado legal, la obligatoriedad en la reducción de las emisiones de gases a la atmósfera.
Una instalación correctamente ejecutada no no debe mantener el temor a este aparatado, siempre y cuando la actuación en el mantenimiento sea realizada por profesionales cualificados, y que se encarguen también, del seguimiento en mejoras y rendimientos de las propias instalaciones que, además, proponer elementos automáticos de detección de fugas.
Reglamentación sobre detección en fugas de gas
Es importante recordar que en este sentido, el artículo 5.1 del Reglamento F-Gas, ya obliga a instalar detectores de fugas que prevengan tanto a la instalación propiamente dicha como la alerta y la prevención en la minoración de riesgos laborales.
Como resumen comentar que gracias al “Retrofit” van a crecer las instalaciones con fluidos como el amoniaco, el CO2 y los Hidro-Carburos que van a empezar a aplicarse, además de plantearse la instalación en pequeñas cámaras para las que hasta ahora no se planteaban como una alternativa como gas refrigerante.